Vivienda Asequible en Cuba | Arquitectura Sostenible
A finales de 2023, se anunciaron los laureados del Premio Internacional de Arquitectura Oscar Hagerman, una competencia que pone en relieve la dimensión social de los proyectos presentados. En su cuarta entrega, el foco estuvo en el Colectivo 9A, un equipo de cinco destacados arquitectos mexicanos: Alejandra Aguirre, Gabriel González, Armando Palacios, Eduardo Pesado y Santiago Vázquez, quienes han estado trabajando en conjunto desde 2019.
El propósito central del concurso fue la creación de un proyecto arquitectónico preliminar para una vivienda individual en Trinidad, Cuba, con la intención de generar un impacto benéfico en el ámbito social y económico de la comunidad.
El diseño propuesto por el Colectivo 9A se centró en tres pilares esenciales. En primer lugar, la habitabilidad, asegurando que el espacio fuera funcional, digno y completo, cumpliendo con las necesidades fundamentales de sus ocupantes. En segundo término, la integración con el contexto cultural, social, económico y ambiental del lugar, optando por el uso de materiales de la región. Finalmente, la factibilidad de construcción, optando por un sistema constructivo modular, adaptable y replicable en otras áreas de la región.
Este proyecto marca un hito en la narrativa arquitectónica, abriendo caminos para la reinvención y creación de nuevos espacios colectivos, en especial en el contexto de la vivienda familiar en Cuba.
La significación de esta obra nos invita a meditar sobre la evolución urbana de las ciudades en América Latina y el Caribe en cuanto a viviendas individuales, elementos clave en el entramado social. Además, este esquema se perfila como un contrapunto al auge de los grandes complejos inmobiliarios verticales que, a menudo, perturban las comunidades aledañas, mostrándose ajenos al tejido urbano y fallando en fomentar un sentido comunitario.
El propósito central del concurso fue la creación de un proyecto arquitectónico preliminar para una vivienda individual en Trinidad, Cuba, con la intención de generar un impacto benéfico en el ámbito social y económico de la comunidad.
El diseño propuesto por el Colectivo 9A se centró en tres pilares esenciales. En primer lugar, la habitabilidad, asegurando que el espacio fuera funcional, digno y completo, cumpliendo con las necesidades fundamentales de sus ocupantes. En segundo término, la integración con el contexto cultural, social, económico y ambiental del lugar, optando por el uso de materiales de la región. Finalmente, la factibilidad de construcción, optando por un sistema constructivo modular, adaptable y replicable en otras áreas de la región.
Este proyecto marca un hito en la narrativa arquitectónica, abriendo caminos para la reinvención y creación de nuevos espacios colectivos, en especial en el contexto de la vivienda familiar en Cuba.
La significación de esta obra nos invita a meditar sobre la evolución urbana de las ciudades en América Latina y el Caribe en cuanto a viviendas individuales, elementos clave en el entramado social. Además, este esquema se perfila como un contrapunto al auge de los grandes complejos inmobiliarios verticales que, a menudo, perturban las comunidades aledañas, mostrándose ajenos al tejido urbano y fallando en fomentar un sentido comunitario.